Aprovechando la recolección selectiva que impulsará la Ley REP, el objetivo es empezar a delinear una estrategia de aquí a fin de año para definir un instrumento concreto que ayude a impulsar el reciclaje de los residuos orgánicos domiciliarios, que representan el 50% de la basura de los hogares pero que hoy llegan a menos de un 1% de valorización. Para ello se está mirando el camino desarrollado por Italia, que en menos de una década se posicionó entre los países líderes de Europa en esta materia, y que en ciudades como Milán alcanza tasas de un 95% de reciclaje de este tipo de residuos.

mediados de 2018, el Consejo de la Unión Europea adoptó un paquete de medidas sobre residuos que, entre otras cosas, establece que los países miembros deberán reutilizar o reciclar un 55% de sus residuos municipales antes de 2025, y que a más tardar el 31 de diciembre de 2023 deberán recoger por separado los residuos orgánicos. Una meta ambiciosa, pero que viene antecedida de un trabajo de décadas en materia de reciclaje de residuos, principalmente de envases. Un camino que recién empieza a recorrer Chile de la mano de la Ley REP, pero que abre la oportunidad de acortar rápidamente la brecha de la mano de la experiencia europea, y específicamente del éxito alcanzado por Italia en esta materia.

Cuando el 1 de enero de 2022 entre en vigencia el decreto que fijará metas de recolección y valorización de envases y embalajes, los sistemas de gestión deberán iniciar la recogida de estos productos de manera separada del resto de los residuos. Una de las propuestas, elaborada por el único sistema de gestión actualmente en proceso de constitución, es que exista un container especial en cada casa para los envases y embalajes reciclables, una oportunidad que permitiría sumar un segundo contendor para los residuos orgánicos.

“Con la Ley REP nos estamos haciendo cargo de entre un 20 y un 30% de los residuos que hoy están en la bolsa de basura de una familia que hoy no separa nada, y los residuos orgánicos corresponden a cerca del 50%. La visión es aprovechar el impulso que nos va a dar la REP para poder agregar un contenedor de orgánico en la casa de cada vecino”, dice Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente (MMA).

Esto implicaría no solo ahorros para los municipios en materia de gestión y disposición de residuos, sino que además tendría un impacto climático: según el último inventario de emisiones de Chile, el sector residuos es responsable del 5,2% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Además se trata, principalmente, de emisiones de gas metano, cuyo efecto sobre el clima es 24 veces más potente que el del CO2.

Estrategia para residuos orgánicos

Por ello, el Ministerio del Medio Ambiente se decidió a trabajar en una estrategia que permita establecer las bases para avanzar en la valorización de los residuos orgánicos, que hoy es menor al 1% en el país, una cifra que en términos prácticos no muestra más allá de algunas experiencias en muy pocos municipios. En términos prácticos, aún no pasa de ser una anécdota en medio de la estadística.

“Queremos identificar las brechas que tenemos para pegarnos un salto en esta materia. Estamos iniciando un estudio base que nos va servir como diagnóstico de partida, y en los próximos meses vamos a convocar a los distintos actores claves y trabajar durante el segundo semestre sobre las formas de ir cerrando cada una de estas brechas”
Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del MMA.

Esta estrategia debiera estar definida antes de fin de año, para a partir de ahí avanzar en vías legislativas, regulatorias o incentivos que permitan definir un instrumento concreto que ayude a acelerar este proceso, tal como lo hizo la responsabilidad extendida del productor.

“Lo que queremos es identificar las brechas que tenemos para pegarnos un salto en esta materia. Ahora estamos iniciando un estudio base que nos va servir como diagnóstico de partida, y en los próximos meses vamos a iniciar un proceso participativo para convocar a los distintos actores claves y trabajar durante el segundo semestre -con este diagnóstico- sobre las formas de ir cerrando cada una de estas brechas”, dice González.

Sin embargo, ya hay algunos avances. Desde hace poco más de un año se viene trabajando en un proyecto de más de US$7 millones con la embajada de Canadá llamado Reciclo Orgánico, para ayudar a algunos municipios a reducir la cantidad de residuos orgánicos que se envían a rellenos municipales mediante la instalación de plantas de compostaje.

Y hoy se dará un nuevo paso en esta materia, con la realización del seminario “Economía circular y gestión de residuos orgánicos: retos y experiencias. El caso de Italia”, organizado por Fundación Chile Verde, el Ministerio del Medio Ambiente y la embajada de Italia.

Más allá del intercambio de experiencias, lo que se busca es conocer la experiencia de Italia en materia de gestión de residuos orgánicos, que partió desde un escenario muy similar al nuestro a mediados de los 90 -con casi nula acción en esta materia- a ser hoy un caso de éxito en Europa, para eventualmente aplicarla en Chile. “La idea es realizar un trabajo de más largo alcance con Italia en este ámbito. Ver qué camino han seguido y cómo lo podríamos aplicar en Chile”, reconoce Guillermo González.

El modelo italiano

La idea ya venía dando vueltas desde fines del año pasado, cuando el CEO de la Fundación Ellen MacArthur, Andrew Morlet, visitó Chiley planteó a las autoridades del Ministerio del Medio Ambiente mirar a Italia como uno de los casos de éxito en esta materia durante una conversación sobre el problema de los residuos orgánicos. Lo mismo ocurrió cuando una delegación de la Oficina de Economía Circular del MMA visitó Bélgica para analizar su modelo de gestión de envases y embalajes.

Las cifras son decidoras: mientras en 2008 Italia reciclaba -mediante compostaje y digestión- 3,1 millones de toneladas de residuos orgánicos, en 2017 ya bordeaba los 6 millones de toneladas. En el mismo período, paso de 44 kilos per cápita a 98 kilos per cápita, y hoy se posiciona como uno de los países líderes en esta materia en Europa junto a Holanda, Alemania y Francia.

El ingeniero italiano Andrea Martinetti, presidente de la Fundación Chile Verde y quien ha ayudado a impulsar el intercambio entre ambos países en esta materia, afirma que este modelo de éxito en Italia comenzó a inicios de 2010 con la prohibición de las bolsas plásticas y el empuje a un modelo de reciclaje que apuntó con fuerza a lo orgánico.

«En Padua lo interesante ahí es el consorcio, son muchas pequeñas municipalidades que solas no podían o no sabían como enfrentar el tema, no tenían los recursos, pero se unieron y juntos han creado tres plantas de compostaje industrial donde cerca del 75% de lo orgánico se recicla. Son experiencias muy virtuosas, que han reducido dramáticamente los residuos»
Andrea Martinetti, presidente de Fundación Chile Verde.

“Naturalmente hubo también un incentivo público, porque la municipalidad en Italia tiene que hacerse cargo por ley de los residuos, los tiene que ir a buscar a tu casa separados. Había un tema económico, cómo le doy una valorización, que fue muy importante en transformar un residuo mayor en algo positivo en la economía circular”, dice Martinetti.

La gestión de residuos orgánicos, entonces, se empezó a trabajar de manera industrial. Según explica el presidente de la Fundación Chile Verde, se estima que una planta requiere al menos de 20 mil toneladas anuales de material para hacerla viable, equivalente a los residuos de 150 mil personas. El valor de una planta en Italia es cercano a los 10 millones de euros, los que se pueden recuperar en un plazo estimado de cinco años por el cobro de recolección, por la venta de compostaje y por generación de energía.

El costo del servicio es de entre 100 y 150 euros por familia. “Se cobra por familia, en algunas zonas por superficie de la casa, y en otras por la cantidad de habitantes, pero en muchas zonas se está empezando a cobrar por lo que efectivamente tu entregas. Se suman los retiros semanales y al final de mes te llega la boleta por lo que tu has consumido. Eso es un incentivo muy fuerte a que tu reduzcas tu consumo, recicles lo más que puedas y hasta reduzcas los embalajes que compras”, explica Martinetti.

En el seminario que se desarrolla hoy se presentarán dos casos de éxito en Italia: el de Milán es Milano, que es como Santiago, una gran urbe multicultural, y Padua que es una zona más rural y se puede comparar con el resto de Chile y adaptarlo.

“En Milán llegó a tener como el 90% de reciclaje de orgánico, y con una calidad de residuo orgánico que llega al 95%. Eso significa que hay un trabajo muy importante de capacitación a la gente, de implementación del sistema, y el resultado está. En Padua lo interesante ahí es el consorcio, son muchas pequeñas municipalidades que solas no podían o no sabían como enfrentar el tema, no tenían los recursos, pero se unieron y juntos han creado tres plantas de compostaje industrial donde cerca del 75% de lo orgánico se recicla. Son experiencias muy virtuosas, que han reducido dramáticamente los residuos”, agrega Andrea Martinetti.

En Italia, esto ha permitido la generación de sistemas público-privados. Si bien el municipio puede trabajarlo de manera independiente o en alianza con un privado, o bien lo puede concesionar completamente, normalmente lo que más funciona es un sistema mixto. Solo algunos municipios con mayores recursos se han estructurado para crear el sistema pos su cuenta.

Fuente: www.paiscircular.cl