La organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) organiza la mayor iniciativa en abierto para compartir materiales, estrategias y protocolos sobre la gestión pública y cómo no dejar a nadie atrás.

Cuando el mundo paró, la manera en que nos relacionamos cambió radicalmente, quizás para siempre. A todos nos afectó. Incluso a las organizaciones internacionales que operan coordinando valor compartido entre grupos para generar incidencia global. Su modus operandi giraba en torno a congresos y seminarios internacionales, asambleas y talleres de trabajo para fortalecer capacidades.

Eran, de facto, catalizadores que potenciaban el conocimiento que se transfería y generaba entre personas, gran parte del cual, se concebía a través de encuentros e interacciones presenciales, entre los pasillos y cafés de los miles de congresos y seminarios que se organizaban cada año. Y de repente, con sus equipos humanos en casa viéndose desde pantallas pequeñas del ordenador, llegó la nueva realidad. La famosa frase de Miguel de Unamuno parecía más pertinente que nunca: renovarse o morir.

Apenas unos días después del inicio de la pandemia, con el virus todavía generando titulares desde Wuhan, varias organizaciones empezaron a intuir que no estaban ante un periodo especial que durante unos meses obligaría a reajustar algunas agendas de viaje, sino ante una transición a una nueva era que muy probablemente cambiaría la generación, el intercambio, y por ende la gestión del conocimiento.

Entre ellas estaba la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). Acostumbrada a gestionar eventos que unían a más de 3.000 alcaldes en una sala para adoptar consensos de actuación de forma participativa, se ven ahora ante un gran reto: cómo seguir aportando valor a su red global de más de 240.000 ciudades y gobiernos locales, que representa el 70% de la humanidad, sin salir de casa.

Ciudades

Con estas reflexiones, conjuntamente con Metrópolis y ONU Hábitat, el 25 de marzo se crea la Plataforma de Experiencia de Aprendizaje en Vivo. El principal objetivo fue organizar una comunidad virtual para compartir experiencias de gestión durante la crisis y protección de los bienes comunes sobre temas relacionados con el papel de la prestación de servicios públicos durante la pandemia entre ciudades.

Asimismo, pretendía poner a disposición de gobiernos locales recursos en línea para permitir un intercambio activo de materiales, estrategias y protocolos para generar conocimiento compartido sobre la covid-19 y contribuir a la recuperación económica de la sociedad.

En apenas un par de meses, organizaron 17 sesiones temáticas con más de 268 ponentes de 97 ciudades y 50 países diferentes. Las 17 temáticas abordaron los aspectos más afectados de la gestión pública —como la movilidad, la accesibilidad y la vivienda— ; pero también temas como la seguridad pública, sistemas alimentarios y paz.

En general, la variedad de temáticas corrobora la complejidad multidimensional a la que se han de enfrentar los representantes de gestión local al lidiar con la COVID-19.

Varias ciudades compartieron sus experiencias estando a la vanguardia de la crisis, explicando como integran a las comunidades locales y las autoridades nacionales y locales para mitigar el brote actual; definiendo qué medidas han puesto en marcha para mantener en funcionamiento los servicios públicos y promoviendo una recuperación económica y social en sus territorios.

Gestión de esta pandemia

Gran parte de las ciudades enfatizaron que la gestión de esta pandemia no puede hacernos regresar al estado de normalidad del que veníamos, sino que ha de liderar el camino hacia una nueva manera de entender y gestionar la globalización.

Un aspecto transversal esencial, que afecta a todas las temáticas y todas las ciudades, enfatizaron, es la gestión del espacio público y la necesidad de construir comunidades abiertas, dialogantes, con espacios activos de colaboración y participación en la gestión y garantía de los servicios básicos. Por lo tanto, se refuerza la idea de que las ciudades que tienen una estrategia a largo plazo para la inclusión y la participación, son más resilientes y reaccionan de forma más efectiva en momentos de crisis.

Por otro lado, un aspecto crítico que también se ha visto acentuado de forma transversal a través de prácticamente todas las temáticas, es la creciente desigualdad que ha generado la pandemia. Trascendiendo la desigualdad de ingresos y de acceso a servicios básicos (como el transporte, la educación o la salud), la COVID-19 está impactando a distintos grupos de la sociedad de manera muy distinta.

Se ha puesto en evidencia la brecha de accesibilidad tecnológica, por ejemplo, y cómo está condicionando la manera en que los jóvenes pueden acceder a una mejor educación, o la población activa logra adaptarse a modelos de teletrabajo o conciliación familiar.

¿Quedan más preguntas que respuestas?

Después de un proceso intenso compartiendo y generando conocimiento en torno a la crisis, no parece quedar claro si quedan más preguntas que respuestas. Algunas recurrentes, por ejemplo, planteaban qué nuevos empleos deben generarse para mejorar la vida económica de las ciudades; o cómo reducir las emisiones de carbono sin detener la actividad urbana. También se preguntaban cómo la movilidad o los espacios públicos pueden ser más sostenibles, eficientes e inclusivos respetando las medidas de distanciamiento social.

Parte del éxito de toda plataforma de conocimiento virtual es formular bien las preguntas para poder trabajar conjuntamente en las respuestas. Y una gran evidencia que demuestra la plataforma de Experiencia de Aprendizaje en Vivo, es la gran semejanza de los retos a los que se enfrentan las ciudades del mundo, ya sean africanas, latinoamericanas, asiáticas o europeas.

Conscientes de que la solidaridad ha sido un faro de seguridad durante toda la pandemia, el siguiente paso ahora es pasar a la acción y crear un ejercicio de co-creación en torno al concepto de #CitiesAreListening, entre gobiernos locales y regionales y la sociedad civil sobre cómo construir mejores ciudades que no dejen a nadie atrás.

Todo ello es una confirmación del valor de plataformas como estas, que permiten compartir ideas y respuestas a problemas urbanos complejos, generando una oportunidad de reinventar las ciudades teniendo en cuenta criterios de inclusión, resiliencia y sostenibilidad para la nueva era postpandémica.

Fuente: FERNANDO CASADO CAÑEQUE / EL PAÍS,

https://elpais.com/elpais/2020/09/02/seres_urbanos/1599042232_712261.html