Tenemos teléfonos, relojes, carros y otros dispositivos inteligentes, no es extraño tampoco escuchar «Ciudades Inteligentes».

El término «Smart City» es más que una palabra de moda. De hecho, con el aumento del Internet de las cosas (IoT) y los dispositivos conectados, más ciudades de todo el mundo se están volviendo inteligentes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que una ciudad inteligente se puede definir de diferentes maneras dependiendo del nivel de desarrollo, recursos y aspiraciones de sus residentes. Esto significa que una ciudad inteligente en Europa puede tener diferentes connotaciones a una ciudad inteligente en Centroamérica.

Esencialmente, una ciudad inteligente es el desarrollo de un área geográfica a través del uso de las tecnologías de información y las comunicaciones (TIC) para mejorar el desempeño y la calidad de los servicios urbanos como conectividad, transporte, seguridad, servicios públicos, entre otros. Una mejor descripción sería una plataforma de objetos y máquinas conectadas que transmiten datos utilizando la tecnología inalámbrica y la nube. Las aplicaciones de IoT basadas en la nube reciben y administran datos en tiempo real para ayudar a los residentes a tomar mejores decisiones que incrementen su calidad de vida.

Estos son solo algunas de las aplicaciones en una ciudad inteligente, su orden de adopción dependerá de las prioridades y problemas de cada ciudad.

Finalmente, toda iniciativa sobre el uso intensivo de la tecnología en un «Smart City» debe garantizar la privacidad de sus ciudadanos, para que sus datos sean utilizados únicamente con la finalidad autorizada. La seguridad informática debe estar a la altura y garantizar que no existan brechas de información por terceros.

Fuente: www.laprensagrafica.com